En el ciclo de vida de la empresa familiar, el momento de la sucesión o relevo generacional, es uno de los más complejos de superar, tanto para el propio empresario como para aquellos familiares que pretenden mantenerla activa.
En España, alrededor del 70% de las empresas de origen familiar no supera el primer relevo generacional y tan sólo el 15% es capaz de sobrevivir al segundo.
Estos sucesivos relevos no tienen porqué suponer una dificultad insalvable ni suponer necesariamente el fin del negocio familiar, sino que, con las herramientas adecuadas, pueden y deben convertirse en una oportunidad de construir las bases para que el futuro de la empresa sea exitoso y sostenible en el tiempo.
El principal objetivo de quienes nos dedicamos a optimizar ese proceso de sucesión no será otro que el de preservar la continuidad del espíritu empresarial del creador del negocio, dotando a sus sucesores de las herramientas necesarias que les permitan continuar con el mismo, evolucionándolo y adaptándolo a los nuevos tiempos.
Las implicaciones societarias, mercantiles, fiscales y de negocio requerirán una especial atención con tratamiento conjunto y coordinado para lograr una transferencia ordenada de la empresa familiar.
Una adecuada planificación del relevo, priorizando las necesidades del negocio frente a los diversos y muchas veces divergentes intereses de los familiares, será la base que garantice el éxito del proceso de cambio generacional en la empresa familiar.
Gestionaremos ese relevo con el Protocolo de Familia, un documento creado por y para la familia, que recogerá el compromiso colectivo y definirá el modelo de gestión de la empresa por las generaciones futuras. Esa será la norma esencial que regulará las relaciones de la familia con la empresa, estableciendo principios básicos, restricciones y filtros que permitirán garantizar la estabilidad y la continuidad del negocio.
Al mismo tiempo que se diseña un protocolo familiar o un plan de estrategia de negocio, también es necesaria una planificación fiscal de la sucesión.
No en todas las comunidades autónomas la fiscalidad vigente facilita la sucesión de la empresa familiar, además la normativa autonómica depende directamente del signo político que gobierne en cada momento. De esta manera, la fiscalidad aplicable no será un impedimento para la toma de decisiones que, tanto el empresario, como sus herederos, adopten en el momento en el que se produzca el relevo.
En la mayoría de los casos, la estructura societaria del grupo es horizontal, siendo los socios las personas físicas integrantes del núcleo familiar. Dicha estructura dificulta el cumplimiento de los requisitos necesarios para tener derecho a los beneficios fiscales de las empresas familiares, tanto en el presente, como en la sucesión futura.
Plantear una reestructuración del grupo empresarial familiar, sin costes fiscales, en la que además de poder separar o agrupar actividades, las sociedades que forman parte del mismo pudieran depender de una entidad holding, posibilitaría la aplicación de tales beneficios.
El proceso de relevo es además el momento clave para plantearse los retos y oportunidades que deben afrontarse a futuro, a través de un ejercicio en el que se define y formaliza el plan estratégico, herramienta que nos va a permitir alinear los intereses de la familia y la empresa, y que facilita la gestión y la relación de los miembros al trabajar sobre metas y objetivos comunes.
El plan estratégico va a permitir establecer la hoja de ruta de la empresa familiar, ayudando en la toma de decisiones bajo criterios profesionales, para adaptarse a un entorno cada vez más cambiante y competitivo.
En sucesivos artículos iremos profundizando con mayor grado de detalle en estas herramientas que permitirán afrontar el relevo generacional en la empresa familiar con mayores garantías de éxito.