¿Qué es el Compliance?
Con el término anglosajón “Compliance” se conocen aquellos programas o modelos que desarrollan e implantan políticas y procedimientos internos en las organizaciones con la finalidad principal de que éstas operen con total respeto a la legalidad.
Si bien en países como Estados Unidos (con auge en las décadas de los 70 y 80 y la Foreign Corrupt Practices Act o FCPA de 1977), Reino Unido o del norte de Europa, los programas de Compliance tenían ya muy largo recorrido, no es hasta la reforma del Código Penal de 2010 que se introduce la Responsabilidad Penal de las personas jurídicas en España.
En 2015 se avanza un paso más y en una nueva modificación del Código Penal se incluye una forma en la que una persona jurídica podría atenuar o incluso exonerarse de su culpabilidad que es la de implantar en su organización los llamados Modelos de Organización y Gestión (art.31 Bis).
¿Es obligatorio implantar un Programa de Compliance?
El Código Penal no establece la obligatoriedad de la implantación de un Modelo de Organización y Gestión de riesgos penales, pero es innegable que, si una empresa resultase investigada por un presunto delito, imputable a la propia persona jurídica, necesitará todos los medios a su alcance para lograr una defensa efectiva.
Esa defensa efectiva pasaría por poder presentar ante el tribunal evidencia de su sensibilidad y compromiso de cumplimiento de la legalidad vigente aportando un Modelo o Programa de Compliance que, pese a haberse materializado un riesgo, sirva para demostrar la voluntad de cumplimiento de la empresa y que la persona física que cometió (presuntamente) la irregularidad lo hizo saltándose todos los controles implantados.
No tenemos tampoco que pasar por alto que cada vez es más común que, no sólo a nivel de contratación con Administraciones Públicas, sino en procesos de contratación privada, se establezca como requisito indispensable para optar al contrato el tener implantado un Sistema o Programa de Compliance.
Por todo ello, no existiendo una obligatoriedad como tal, desarrollar e implantar un Modelo o Programa de Compliance, se ha convertido poco a poco en una necesidad para las empresas que quieren ser competitivas.
¿Qué dificultades puede encontrar una pyme a la hora de implantar un Programa de Compliance?
La estructura de la pequeña y mediana empresa, incluyendo sus recursos tanto financieros como humanos, dificulta afrontar un proyecto complejo como es la implantación de un Modelo o Programa de Compliance. Dedicar tiempo y recursos a una iniciativa cuyos beneficios no son cuantificables o visibles de forma inmediata disuade a la pyme de realizar esta inversión.
Si una pyme no se relaciona con organismos u otras entidades, ya sean nacionales o internacionales, que, de alguna manera, directa o indirectamente, les empujen a entender la necesidad de implantar un Modelo o Programa de Compliance, no lo percibirá como algo prioritario para su actividad.
¿Qué ventajas aportará un Programa de Compliance a la pyme?
La pyme ha de hacer un importante ejercicio de introspección y reorganizar sus prioridades con el objetivo de incluir entre estas la necesidad de dotar a su empresa de un sistema que le permita prevenir y/o reaccionar ante la materialización de riesgos legales que puedan suponer un gran perjuicio tanto económico como reputacional para ella.
La implantación de un Modelo o Programa de Compliance permitirá a la pyme detectar, no sólo sus puntos débiles, sino también sacar a la luz sus fortalezas y ser conscientes en muchos casos de que ya estaban tomando medidas enfocadas a tratar los riesgos inherentes a su actividad.
Es, por tanto, una oportunidad excelente para que la pyme sistematice el conjunto de políticas, procedimientos, medidas o procesos que ya existan en su organización, buscando en todo momento que resulten de fácil aplicación para lograr su eficacia.
Un Modelo o Programa de Compliance también supondría incrementar los méritos de la pyme ante clientes y competidores al presentar a la empresa como una organización comprometida legal y éticamente respecto de las buenas prácticas empresariales.
-Fuente: María Martin de HELAS Consultores.