Autor: Tomás Santa Cecilia. CECOPS.
Hoy en día, no es raro encontrase con gente o en mitad de una conversación y escuchar la expresión “estoy estresado, estoy agobiado o no puedo más” al revés, es una de las expresiones que escuchamos frecuentemente en los entornos laborales. Tanto es así que más del 30% de las bajas laborales en España son como consecuencia del estrés laboral.
A lo largo de la historia hemos pasado por momentos de gran dificultad para la supervivencia de nuestra especie. En el Siglo XIX el gran reto fue hacer frente a las enfermedades infecciosas en el Siglo XX, hacer frente a las enfermedades y lesiones físicas, como el cáncer o los infartos entre otros.
En este Siglo XXI, sin duda el gran reto para comunidad científica está siendo hacer frente a los trastornos mentales y a sus consecuencias perjudiciales para la salud de las personas. ¿Y qué es lo que está pasando? Tomás Santa Cecilia Psicólogo de profesión y actualmente director de CECOPS, centro de Consultoría Psicológica www.cecops.es lo explica de una manera sencilla “Simplemente estamos evolucionado muy deprisa, a ritmo tecnológico y necesitamos tiempo, descanso y formación” tiempo para consolidar los cambios y adaptarnos a ellos, descanso porque no somos máquinas y necesitamos descansar, cargar pilas y formación, porque necesitamos actualizarnos. Necesitamos conocer cómo influye en nosotros el ritmo frenético y sin descanso, y lo más importante, necesitamos conocer cómo hacer frente a las demandas constantes de nuestro entorno bien sea laboral, familiar o sentimental.
En este sentido, el estrés se podría definir como el exceso de carga o carga continuada que una persona puede soportar sin que su estado físico o mental se vea afectado. Dicho esto, es importante destacar que cada persona afronta el estrés de una manera, cada persona tiene su receta para hacer frente al estrés. Todos en algún momento nos hemos visto estresados es normal. El problema viene cuando la carga es excesiva o continuada en el tiempo, este el verdadero problema, no solo para unas pocas personas, sino para todos.
Por ello es importante conocer las fuentes de estrés que son dos principalmente: externas como problemas laborales, familiares o de relación e internos, estos últimos normalmente tienen que ver con hiperexigencias personales que nos ponemos y que muchas veces nos sobre pasan.
El gran problema y uno de los grandes males del Siglo XIX es sin duda los efectos perniciosos de estrés sostenido en el tiempo tanto para las personas y para las organizaciones. A nivel personal nos encontramos con: Trastornos cardiovasculares: hipertensión, arritmia, trastornos respiratorios, trastornos inmunológicos o trastornos gastrointestinales, trastornos dermatológicos, trastornos sexuales o trastornos del sueño entre otros. Además, nos encontramos con síntomas tan comunes y habituales cómo: Aumento del nerviosismo y la ansiedad, irritabilidad e irascibilidad, falta de motivación o dificultades de concentración.
Tomás Santa Cecilia, insiste que, a nivel organizacional, las empresas no son ajenas al efecto pernicioso y negativo de las consecuencias del estrés personal como muchos directivos creen “Tenemos que cambiar el chip en la alta dirección, este es el talón de Aquiles de muchos directivos europeos, la falta de empatía con sus trabajadores, todavía se llevan estilos de liderazgo de hace 200 año”. Esta totalmente demostrado científicamente que una compañía con unos índices de estrés laboral es mucho menos competitiva, creativa y rentable. Esto lo tienen claro las compañías anglosajonas frente a las europeas y sobre todo los cuerpos directivos con visión global y apertura internacional donde dan prioridad al bienestar de sus trabajadores, teniendo en cuenta el lugar del trabajo y salud y motivación de sus trabajadores.
Son muchos los estudios donde se constatado el beneficio de invertir en bienestar laboral y en calidad de vida de los empleados. Se sabe que los empleados satisfechos y con índices de estrés bajo enfermen la mitad que el resto. Además, son un 55% más creativos y un 31% más productivo.
Invertir en calidad y bienestar laboral se ha demostrado que es altamente rentable y esto lo saben bien las empresas que cuidan y miman a sus empleados. Sobra decir nombres de corporaciones donde vemos áreas de esparcimiento de ocio o des descanso, ¿por qué? Simplemente por que se ha demostrado una rentabilidad 1 a 3 por cada 1€ de inversión en bienestar laboral el retorno es de 3€.
Y que se puede hacer, la receta es fácil, atender las demandas de los empleados, mejorar el clima laboral, facilitar conocimiento a los empleados con estados de estrés y lo más importante incorporar un estilo de dirección donde el eje central sea el bienestar laboral de los empleados, esto lo tienen claro cada vez más multinacionales líderes en sus sectores aprendamos de ellas.