En Japón se dice que cada día al levantarse han de comprometerse al comienzo de cada mañana de disfrutar la vida. Y esta idea llevada al empresa es que lo mas importante para la felicidad del empresario, es tener un propósito más allá del dinero. El solo hecho de acumular logros no te dará felicidad ni éxito. Sin embargo, cuando agregas valor a la vida de las personas y puedes ver como se iluminan sus rostros, eso no se compara con el dinero. Si manejas tu negocio, de manera que agregue valor a las personas, marchará bien.
También es muy importante que la plantilla se pregunten el porqué de su existencia, si esa motivación no está clara y no hay un propósito detrás las empresas, éstas serán como una veleta sin rumbo, llenas de clientes confundidos y empleados desmotivados.
Está comprobado que el 90% de las personas que dicen trabajar en una organización regida con un sentido, consideran que financieramente les va bien. Por otro lado, 58% de los millenials están dispuestos a recibir 15% menos de su sueldo si sus valores están alineados con el propósito de la empresa.
En resumen, las empresas con propósito tienen mayor retención de talento y cuentan con empleados más motivados. No solo eso, también tienen clientes más leales y comprometidos con la marca. Las empresas que no cuentan con un propósito están perdiendo cada vez más participación de mercado frente a firmas que no solo están enfocadas en ser rentables, sino que además aportan valor a la comunidad. Esta idea se puede trasladar fácilmente al mundo del emprendimiento y los negocios. Basado en 4 aspectos que se entrelazan entre sí.
1. Lo que nos gusta hacer: lo que verdaderamente disfrutamos y que lo podríamos hacer todos los días sin aburrirnos.
2. Lo que somos buenos haciendo: nuestras habilidades y talentos, nuestras fortalezas frente a los demás.
3. Por lo que nos pueden pagar: la manera de monetizarnos e insertarnos en el mercado.
4. Lo que el mundo necesita: el valor que le agregamos a la comunidad y a los demás.
Conforme se van entrelazando estas áreas, van apareciendo otras, pero es importante que se interconecten. Al emprender un negocio es muy importante que tengas en cuenta estas partes de tu motivación, de lo contrario no podrás garantizar el éxito a largo plazo. Aun si tu negocio agrega valor a la comunidad, cuentas con las habilidades y capacidades para hacerlo, tienes la pasión y lo disfrutas, pero nuevamente no está alineado con el mercado, lo que tienes no es un negocio, es una fundación o una organización sin fines de lucro, en otras palabras serás feliz pero pobre.
Por otro lado, si lo alineas con el mercado y tienes la capacidad de volverlo rentable pero sin agregar valor a la comunidad ni a las personas, tendrás un negocio hueco y sin propósito que como ya lo vimos, irá perdiendo participación de mercado frente a otros que sí lo tienen. Tus clientes irán perdiendo interés y tus colaboradores no estarán lo suficientemente comprometidos.
Finalmente, si logras tener un negocio que dé valor a la comunidad, que forme parte de un mercado pero no tienes las habilidades o talentos y simplemente es algo que no te gusta, terminarás por un sendero obscuro y aburrido siendo un empleado de ti mismo, frustrado por la incapacidad de tener éxito a falta de habilidades o desmotivado por haber entrado en una rutina diaria que se prolongará sin fin.
Si en el momento de emprender cimentamos nuestra visión en estas áreas -lo que nos gusta hacer, en lo que somos hábiles, por lo que nos pueden pagar y como agregamos valor a nuestra comunidad-, estaremos garantizando un futuro con propósito de vida para nuestra organización y por añadidura éxito personal, profesional y financiero.