España necesita mejorar su cultura adversa al riesgo, de difícil acceso a la financiación y centrarse en el valor real, en lugar de la imagen pública, para poder vencer las dificultades existententes en el emprendimiento.
El sector parece estar madurando, y las salidas exitosas para las nuevas empresas de tecnología se han estado recuperando. Sin embargo, para emprender un camino de crecimiento sostenible, basado en la creación de valor real, el ecosistema de emprendimiento español se enfrenta a varios obstáculos severos.
Luchar contra una cultura adversa al riesgo
En comparación con los EE.UU., los países europeos a menudo son criticados por lo que se considera una cultura contraria al riesgo. Alrededor de la mitad de las nuevas empresas españolas son empresarios primerizos, según datos de 2017. A menudo se enfrentarán a la incomprensión de su entorno cuando se embarquen en un proyecto de riesgo. Además, encontrar los primeros clientes es a menudo un desafío. En algunos casos, las nuevas empresas españolas recurren a clientes internacionales porque la base doméstica es demasiado adversa al riesgo
Mejores fondos de financiación
En particular, se necesita más inversión inicial para las nuevas empresas en la etapa inicial y con un alto nivel de innovación. Los inversores a menudo evitan estos proyectos, ya que el “riesgo es mucho mayor” que para los “modelos conocidos de negocios que ya funcionan”.
Si bien esta es una tendencia general, siempre hay excepciones a la regla, como se nos recordó a principios de este año cuando la startup española de zapatillas de deporte Tropic se convirtió en la startup española más exitosa en la plataforma de financiación colectiva Kickstarter, recaudando 2,1 millones de euros para iniciar su negocio de calzado. Sin embargo, para la mayoría de las nuevas empresas españolas, obtener fondos para desarrollar un nuevo concepto de negocio, que no se haya validado antes, es un verdadero desafío.
Centrarse más en el proyecto y menos en la imagen pública
Concursos de ideas, fondos de inicio, programas de incubadoras y aceleradoras y más: hay una larga lista de apoyo disponible, tanto público y privado. Sin embargo, el problema es la calidad en lugar de la cantidad de medidas de apoyo, critica Bermejo en la entrevista. “En muchos casos, la prioridad parece ser la imagen externa que se da. Tienes eventos en los que se gasta mucho en marketing o en una exhibición sensacional, pero poco en dar valor a los emprendedores”.
El problema no es solo que este fenómeno ignora las necesidades reales de las nuevas empresas, sino que también crea un “falso sentido de que se apoya mucho el espíritu empresarial”; expectativas que resultan decepcionadas para los nuevos empresarios que ingresan al sector y se llevan desconfianza y frustración.
Fuente: Cepymenews