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¿Sabes lo qué las grandes empresas pueden ofrecer a las startups?


martes, noviembre 27, 2018

La innovación es esencial para el emprendimiento y tiene un papel diferenciador fundamental que, en un mundo tan competitivo, permite a las startups sobrevivir y superarse a sí mismas

 

El fenómeno startup está revolucionando el ecosistema empresarial. En ocasiones se cree que las grandes empresas y las startups no pueden establecer relaciones de beneficio mutuo sin que las primeras terminen por comprar las segundas. Y también que hay startups que no pueden construir una identidad propia sin hacer de la reticencia al mundo corporativo una de sus señas de identidad. No tiene por qué ser así.

La innovación es esencial para el emprendimiento y tiene un papel diferenciador fundamental que, en un mundo tan competitivo, permite a las startups sobrevivir y superarse a sí mismas. Es necesaria para que creen productos de éxito, marcas reconocidas y bases sólidas de clientes.

La innovación es esencial para el emprendimiento y tiene un papel diferenciador fundamental que, en un mundo tan competitivo, permite a las startups sobrevivir y superarse a sí mismas. Es necesaria para que creen productos de éxito, marcas reconocidas y bases sólidas de clientes.

Los consumidores y usuarios, consciente o inconscientemente, no son ajenos a esta dinámica y demandan cada vez más innovación. Buscan lo nuevo, lo mejor, lo más cómodo y lo que está más de moda. Es decir, buscan valor y se cansan de los productos mucho más rápido que antes. Es algo que ocurre en todos los mercados, desde el de la moda hasta el de los medios de pago o el turismo. Y las empresas que no sepan adaptarse a este mercado cambiante se marchitarán superadas por nuevos competidores y, al poco, desaparecerán.

Las startups pueden verse superadas por la necesidad de innovar de forma continua o una regulación demasiado exigente. En efecto, la capacidad de adaptación al cambio es una de las principales ventajas de emprendedores startups. Gracias a ella pueden especializarse en nichos de negocio más especializados, tienen costes humanos y financieros más reducidos, pueden vender en cualquier parte del mundo y, lo más importante, sus fundadores sienten verdadera pasión por lo que están creando. A pesar de que las características que se acaban de mencionar representan una ventaja indudable, los emprendedores en ocasiones se ven superados por la necesidad de innovar de forma continua, la falta de recursos económicos o una regulación demasiado exigente. No es suficiente con tener una buena idea. Eso algo relativamente fácil y rápido, y además suele ser bastante barato ya que basta con un lápiz y un papel. Lo difícil es ejecutar, producir y vender esa idea en el momento y forma adecuados. Aquí es donde muchos emprendedores fracasan a menudo, al no tener ni el tiempo, ni el apoyo ni el presupuesto para convertir esa idea esbozada en un cuaderno en una historia de éxito. Cómo pueden otros agentes económicos, como las grandes empresas, colaborar con el ecosistema emprendedor No existe una única solución óptima, pero lo cierto es que la innovación en startups no siempre implica tener nuevas ideas.

También es escoger un producto que ya existe, mejorarlo o aplicarlo a un nuevo propósito, y hacerlo más atractivo a los clientes. Y en este ámbito las grandes empresas tienen mucho que aportar. La mayoría de las grandes tecnologías que utilizamos en la actualidad han sido desarrolladas en laboratorios corporativos y, por ejemplo, en la actualidad la mayor parte del índice The 2017 Global Innovation 1000 study de PwC -que evidencia cómo los 1.000 principales inversores mundiales en investigación y desarrollo suman más de 702 billones de dólares- está formado por este tipo de empresas. En este contexto, las grandes empresas pueden ofrecer a las startups la posibilidad de aprovechar tecnologías ya existentes para que puedan aplicarlas a nuevos modelos de negocio. En determinados ámbitos, como el de las fintech, las startups se tienen que enfrentar a cuantiosos obstáculos, entre ellos la necesidad de realizar elevadas inversiones o la obligación de adaptarse a un sector altamente regulado. Sería complicado para muchas de este ámbito, por ejemplo, crear desde cero una red de pagos capaz de procesar más de 65.000 transacciones por segundo con un ratio de fiabilidad cercano al 100% y adaptar además todo el sistema a las decenas de regulaciones existentes en el mundo. Sin embargo, sí podrían beneficiarse de dicha red de pagos. Pero este ejemplo, aunque paradigmático, no es el único. También en el ámbito de los pagos, innovaciones más recientes como la tokenización abren múltiples posibilidades de colaboración entre corporaciones y emprendedores en el campo de smartphones, el comercio electrónico o el Internet de las Cosas Las grandes empresas deben ser conscientes de esta oportunidad y una de las últimas iniciativas que se tomaron fue la de permitir a las fintech utilizar nuestra plataforma de desarrolladores para, entre todos, crear formas de pago mejores y más seguras. Las grandes corporaciones harán bien en aprovechar el potencial disruptor del emprendimiento, y a su vez los emprendedores en apoyarse en las primeras para ofrecer sus servicios, captar clientes u obtener financiación. La colaboración entre grandes empresas y startups abre muchas ventanas de oportunidad en las que ambas partes saldrán ganando en beneficio de los consumidores y de la economía en general.

Fuente: Revista Plan