Por Aurora Morales
Como emprendedor es natural que experimentes aversión en automático al término “vacaciones” o al “descanso”. Seguramente, en tu cabeza, no hay forma de que el negocio siga funcionando sin ti. No es que tus colaboradores no tengan la capacidad, pero ¿verán correctamente cuáles son las prioridades de la empresa? ¿Revisarán cada detalle para mantener estructura, misión, visión y acción intactas? Si te vas por dos semanas, ¿cuándo regreses cómo estarán los números? ¿Habrán bajado las ventas? ¿Habrá subido el costo de marketing?
Al parecer, no hay forma de que te tomes unos días libres sin sufrir las consecuencias de salir a tomar aire fresco y dormir –por primera vez en mucho tiempo- más de cinco horas al día, ¿cierto? Falso.
Si no te permites tomarte un par de semanas libres al año para explorar y ampliar tus horizontes, ¿para qué tanto trabajo duro? Necesitas descansar de vez en cuando, de otra manera, terminarás agotado y tu desempeño se verá afectado, así como el rendimiento general de tu compañía; quizás hasta tu salud sufra las consecuencias. Los fines de semana largos no son suficientes, nos toma tres días entrar en una actitud vacacional, por esa razón la duración mínima de tu salida debe ser de siete días.
Además de darle a tu cuerpo el trato que se merece, podrás despejar tu mente, efecto que repercute de manera positiva directo a tu creatividad y capacidad de resolver problemas. A veces es necesario alejarse y respirar para encontrar la solución. Como un plus, tendrás tiempo de leer. Recuerda, la lectura es una forma efectiva de seguir aprendiendo.
Encontrar una temporada del año para salir de la oficina suena difícil, pero no es imposible. Identifica un periodo de baja demanda y aprovéchalo. Si ya te has tomado fines de semana largos, entonces tanto tú como tu equipo saben que la empresa puede sobrevivir sin ti por un rato; sino, comienza a ponerlos en marcha para ir soltando poco a poco y darle la confianza a los que se quedan de que es posible seguir operando sin que tú estés físicamente presente.
Por supuesto, en cuanto sepas cuándo tomarás tu break, comienza a planear los tiempos y movimientos de los proyectos que dejarás desarrollándose. Asigna tareas y fechas de entrega para que las funciones queden claras en tu ausencia.
Acabas de aterrizar en Hawái y lo primero que haces es… tomar una llamada del vicepresidente de la compañía con la que estabas negociando un convenio comercial porque tal vez olvidaste mencionar tus vacaciones. No lo hagas. Si vas a salir encárgate de descansar, sino, ¿de qué sirve? Te estresarás más estando en las Bahamas que dentro de las cuatro paredes de tu oficina. Establece una hora al día o a la semana para ponerte al corriente.
Asimismo, no dejes que sea posible para todos localizarte, nombra a un miembro del equipo como el encargado para que te haga llegar las actualizaciones. Además, no estar ahí para responder cada pregunta hará maravillas por la capacidad de solución de problemas de tus colaboradores.
Aunque cada quien tiene sus preferencias al momento de buscar un lugar para romper con lo ordinario, siempre prioriza la experiencia. Opta por lo extraordinario, de ahí viene la inspiración.
Entonces, ¿ya estás listo para salir de vacaciones? No tiene que ser esta semana, ni este mes, pero recuerda, una vez al año no hace daño, ni a ti ni a tu negocio.