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El emprendimiento femenino en África; motor de cambios sociales.

La importancia del refuerzo de apoyos al emprendimiento femenino para combatir desigualdades sociales.


miércoles, agosto 28, 2019

En el continente africano el emprendimiento digital, y especialmente el sector tecnofinanciero, está registrando grandes éxitos en el continente. Sin embargo, terminar con la informalidad de algunos negocios y combatir la brecha de género son dos asuntos clave, entre otros, para que el emprendimiento no sirva solo para subsistir, sino para que diversifique las economías, cree empleo sostenible y logre mayores niveles de bienestar social. El emprendimiento crea nuevos empleos y empresas, nuevas formas de proporcionar servicios básicos, nuevas formas de ver el mundo: es la chispa de la prosperidad. Y el papel de las mujeres, en este caso, esta cobrando especial protagonismo.

El PIB per cápita de África en 2018 fue de tan sólo 1.930 dólares (1.640 dólares en África subsahariana), según datos del Banco Mundial, y con alta desigualdad del reparto de la riqueza entre los distintos Estados y regiones.

En segundo lugar, para emprender hay que tener en cuenta la facilidad de hacer negocio en la región o país, que depende de varios factores y también de si la administración pública favorece o no un clima de emprendedor óptimo que cree empleo y riqueza mediante políticas, incentivos y reformas con el objetivo de crear nuevas empresas. Informes como el DoingBuiness 2019 elaborado por el Banco Mundial posiciona a África subsahariana, por sexto año consecutivo, como líder en número de reformas regulatorias empresariales en un año. Según el Banco Mundial, Islas Mauricio (puesto 20 a nivel mundial) y Ruanda (en la 29) ocupan las dos primeras posiciones en la región y están incluso por encima de España (puesto 30). Kenia (en el 61) ocupa el tercer lugar en África subsahariana.

Ante estos datos, son varios los informes que afirman que emprender en África está erigiéndose como una solución sostenible para erradicar la pobreza y combatir las altas tasas de paro y empleo precario, particularmente en la población joven, ya que el 60% de la población africana tiene menos de 25 años.

Aun así, emprender es difícil en muchos Estados africanos debido a factores que frenan la creación de empresas como la ineficiencia administrativa, el entorno político, el difícil acceso a la financiación tradicional, la falta del acceso a la educación y de infraestructuras, etcétera. De hecho, hasta hace bien poco el emprendimiento en África se consideraba un trabajo secundario al trabajo asalariado, es decir, tener al menos un ingreso para subsistir y complementarlo con el emprendimiento para mejorar la calidad de vida a medio y largo plazo.

Aun así, cada vez mas mujeres emprenden en la economía formal dando visibilidad a su importante papel en la sociedad en la generación de servicios y producción y por ende, en la riqueza en su entorno. Ello contribuye a proporcionar mayor independencia económica a la mujer en África, una de las regiones con mayor brecha de género y en donde tan sólo 37% de las féminas en la región tienen una cuenta bancaria, según el Banco Mundial.

Aunque también es cierto que lo más probable es que las mujeres estén dirigiendo microempresas en el sector informal, participando en actividades de bajo valor agregado que cosechan rendimientos marginales. Tienden a ser empresarias que surgen de la necesidad, en lugar de la oportunidad, impulsadas ​en pequeñas compañías por la falta de alternativas. Solo el 15% de las empresas del sector formal tienen a una mujer como directora gerente, mientras que el 32% tiene algún grado de propiedad femenina.

Incluso los organismos multilaterales son plenamente conscientes de la necesidad de fomentar el emprendimiento femenino en África, por ello recientemente la Women Entrepreneurs Finance Initiative (Iniciativa de financiación para emprendedoras) que está compuesta por 14 gobiernos, ocho agencias multilaterales y comandadas por el Banco Mundial concedió al Banco Africano de Desarrollo 61,8 millones de dólares para el programa AffirmativeFinance Action forWomen in Africa (Acción financiera afirmativa para las mujeres en África) con la intención de mejorar el acceso a financiamiento para 40.000 pequeñas y medianas empresas propiedad de mujeres en 21 Estados africanos, principalmente en países frágiles y de bajos ingresos, donde las empresarias tienen serias dificultades para acceder a financiación, mercados, conocimiento y mentoría.

En definitiva, el emprendimiento en África ha estado siempre en el continente para la subsistencia de una parte de la población y actualmente está ayudando a que compita globalmente en sectores no tradicionales diversificando su economía, y ayudando a reducir la brecha de género. A medio y largo plazo, el emprendimiento debería poder contribuir a un mayor bienestar social, consolidar una clase media y generar empleo sostenible en África.