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5 ideas de negocio relacionadas con la mar y el río.

La creciente concienciación del respeto al medio ambiente y la inestabilidad económica de los últimos años han provocado que muchos vean nichos de mercado por explotar en nuestros océanos, mares y ríos, dada su riqueza y variedad natural. Te contamos las claves de cinco empresas pioneras.


jueves, agosto 1, 2019

Cuando Carlos Unamunzaga, director general de Fitoplancton Marino, estudiaba Ciencias del Mar en la Universidad  de Cádiz, se dio cuenta, junto a Lalia Mantecón, de la gran oportunidad de negocio que tenían frente a ellos: las microalgas marinas (que a día de hoy constituyen la esencia de su empresa), dada su creciente implantación en sectores como la alimentación humana, la acuicultura, la acuariología y la dermocosmética.

Pero no todo es fruto de la inspiración, ya que, como destaca Unamunzaga, hay un gran trabajo detrás para poder hacerse un hueco en esos sectores: “Hemos realizado un gran esfuerzo en I+D+i para mejorar nuestros procesos de cultivo de microalgas y la elaboración de nuestros productos. En los últimos siete años hemos invertido cinco millones de euros en investigación y desarrollo. Destinamos un 45% del volumen de negocio a I+D+i”, reseña.

Un gran trabajo de investigación que requiere, asimismo, una completa estrategia de difusión: desarrollo de la imagen, participación en eventos especializados, acciones directas con clientes potenciales, presencia online, distribución mayorista… Todo ello con la intención de introducir su novedoso producto en el mercado. Tarea que, como reconoce, “siempre es difícil”, pero que también conlleva ventajas: “El trabajo que desarrollamos nos permite adelantarnos para ofrecer ahora lo que muchos proyectan para el futuro”, incide.

Venta de algas marinas: Porto Muiños

“Que las algas formen parte de la gastronomía de casa”, es el deseo de Antonio Muiños. Un sueño que le llevó hace casi dos décadas a empezar a comercializar este producto, y que poco a poco se está haciendo realidad. Tanto que a día de hoy su conservera Porto Muiños, en la provincia de La Coruña, ya distribuye no sólo a todas las regiones del territorio español, sino también a varios países internacionales.

Su pasión por el mar y su identificación con su tierra fueron algunos de los aspectos que le llevaron a emprender en esta materia, que, como reconoce, está en plena expansión. Algo que parecía imposible cuando comenzó el negocio, ya que entonces apenas se conocían las algas como producto alimenticio y casi no había negocios de este tipo en el mercado. “Nosotros creímos en su potencial por sus características nutricionales y organolépticas, totalmente diferentes a las verduras de tierra, con lo que ya suponía una mayor oferta para el público, un enriquecimiento gastronómico”, defiende. Y a pesar de los difíciles comienzos, en los que el desconocimiento de cómo usar las algas en la cocina era generalizado, Muiños reconoce hoy este obstáculo ya está superado, gracias sobre todo a la labor de divulgación de grandes chefs, cadenas de supermercados, medios de comunicación, centros de investigación, escuelas de cocina y blogs.

Por eso, y tras muchos años trabajando “con el corazón más que con la cabeza” para sacar adelante el proyecto, ahora es cuando realmente el negocio empieza a ser rentable, llegando cada vez a más lugares del mundo y pudiendo hacer frente a “nuevas inversiones y mejoras en la optimización de los procesos”, añade.

Acuicultura de alta gama: Galician Marine Aquaculture

Distinguida como Iniciativa Empresarial de Base Tecnológica, por la Xunta de Galicia, en sus orígenes en la Universidad de Compostela, no fue hasta 2012 cuando esta granja de cultivo se puso en marcha. Pero no se trata de una empresa de acuicultura cualquiera: su labor está centrada en el desarrollo de nuevas especies marinas de gama alta, que destinan tanto al mercado nacional como internacional.

Y en la fase inicial en la que se encuentran, han optado por dedicar todo su esfuerzo al abalón, considerado “el marisco más exclusivo del mundo”, recalca Pedro Óscar Santamaría, gerente de Galician Marine Aquaculture.“La sostenibilidad de la acuicultura está ligada a su rentabilidad y la viabilidad delas explotaciones, y depende, de actuaciones dinámicas, innovadoras y emprendedoras”, destaca Santamaría. Y es que el proyecto que dirige resulta todo un descubrimiento, no sólo por esa especie exclusiva que cultivan, sino por los métodos adoptados en su crianza, con la aplicación de las más modernas tecnologías, sistemas de control de alta calidad e instalaciones de última generación.

“Existe una demanda insatisfecha de producto premium en los principales mercados asiáticos y un crecimiento relevante en mercados nuevos como son Estados Unidos y Canadá. Y Europa lo está incorporando en su alta gastronomía”, enumera Santamaría sobre sus expectativas de crecimiento.

Venta de plantas acuáticas: Manplan

“La actual forma de vida urbana empuja a más gente a tener vías de escape relacionadas con el mundo natural y, en concreto, el medio acuático por su belleza y armonía”. Así lo cree Patricia Vázquez, responsable de Ventas de Manplan, una empresa familiar que bucea en aguas internacionales en busca de las plantas acuáticas que mejor se adapten a los acuarios. Singapur, Malasia, Indonesia, Sudáfrica, Tailandia, Israel o Sri Lanka son sólo algunos de los lugares de origen de sus productos.

Una procedencia exótica que permite abrir nuevos horizontes a su comercio y que, sin duda, ha sido uno de los factores para sortear la crisis: “Hemos tenido que trabajar más y más duro, buscando nuevos clientes, implantando nuevos productos más novedosos y duplicando el número de referencias que ofrecemos”, destaca Vázquez. De hecho, una de las claves de su negocio ha sido conjugar innovación y tradición, de modo que las especies autóctonas y más cotidianas conviven con las foráneas hasta conformar un catálogo de más de 150 tipos de plantas acuáticas distintas: “A pesar de tratarse de una afición para la mayoría de consumidores finales de nuestras plantas, estos clientes son cada vez más especialistas y, por lo tanto, sus exigencias mayores”, justifica Vázquez.

Una especialización creciente del consumidor que les exige poseer un gran conocimiento del sector, en el que hay que tener en cuenta muchas especificaciones. Y es que, quien decida emprender en este ramo debería, según Vázquez, “tener nociones básicas de importaciones, conocimiento del producto y sus cuidados, saber tratar con proveedores, conocer la normativa de comercialización…”. Una serie de requisitos que, de no tenerlos, pueden suponer auténticos obstáculos para un negocio azul como el suyo.

Venta de agua de mar: Siete Mares Agua de Mar

Vinculación, cercanía, tradición familiar… Si a Robustiano Fariña se le pregunta por los motivos de poner en marcha un negocio vinculado al mar, él alude a conceptos cotidianos y costumbristas que nos llevan a pensar irremediablemente en sectores tradicionales como el de la pesca.

Pero nada más lejos de la realidad. Su negocio, enclavado en las Rías Bajas, es totalmente innovador: la comercialización de agua de mar para uso alimentario e industrial. Con el desconocimiento de los consumidores como uno de los grandes obstáculos de su comercialización, y a pesar de que las normativas reguladoras son a su entender bastante estrictas y estar trabajando en un mercado muy específico (“este tipo de productos tienen un cliente muy exclusivo, pero fiel”, sostiene), Fariña está convencido de que no se tardará mucho en que este elemento natural se popularice y tenga un uso expansivo: “El consumo de agua de mar es un hábito que se irá instaurando en la vida diaria de las personas con el tiempo, gracias a sus beneficios y virtudes”, incide.

Tantas son sus utilidades que desde Siete Mares destacan que en Estados Unidos es habitual su uso como parte de tratamientos para enfermedades como la psoriasis, la artritis, el asma o la osteoporosis. Fariña está convencido de que la expansión de su negocio irá a más, gracias a la demanda popular, ya que “las necesidades del consumidor, cada vez más preocupado por la calidad de su alimentación”.