Habitualmente hablamos de liderazgo para referirnos a cualidades o competencias que ha de tener todo directivo, empresario o jefe de equipo. Mucho más allá, cada vez es más habitual hablar de ello en términos personales, enfatizando su importancia para nuestras relaciones profesionales y personales.
Y es aquí, en el liderazgo personal, donde los nuevos profesionales, llamados emprendedores, encuentran un gran potencial para hacer crecer su actividad y profesionalidad.
Para liderar has de transmitir confianza y honestidad. Debes empezar a entender que si quieres que la gente confíe en tus servicios, en tus productos o tu proyecto, antes debes de creer tú en ellos, debes de creer en ti.
Cuando uno no tiene confianza en algo, cualquier gesto, cualquier tono puede delatar esa inseguridad. Tú eres tu mayor representante: confía en lo que dices.
Al principio es muy probable que titubees e incluso manifiestes inseguridad por la inexperiencia, no dejes que ello te limite o bloquee, continúa adelante pues la práctica hará que expongas con toda la confianza que se espera de un emprendedor.
Hay que hacer un auto-análisis de nuestras competencias y habilidades, un ejercicio de revisión de cuáles son nuestros puntos fuertes y los débiles. Nadie es perfecto 100% en todo pero sí que podemos hacer que nuestros puntos débiles, aquellos que necesitamos para nuestro emprendimiento, dejen de ser un problema. Así, podremos fortalecer nuestras capacidades y averiguar dónde o cuáles son nuestros límites para aprender a sobrepasarlos si lo necesitáramos.
El liderazgo conlleva anticipación e iniciativa para futuros acontecimientos, conlleva proactividad en nuestros actos y, sobretodo, tener preparado planes alternativos que nos salven cuando las cosas no pinten bien.
Ésta es la continuación de la credibilidad o mejor dicho la antecesora. No solo se trata de que transmitamos confianza en que nuestra profesionalidad es la que el cliente necesita. Toda nuestra imagen personal y corporativa debe de hacerlo.
Hablamos de la imagen individual: forma de vestir, hablar, relacionarse, etc. Y de la imagen como marca: nuestra oficina, medios, publicidad…todo lo que rodea al personal branding.
Teniendo en cuenta esto ¿Qué imagen proyectas como profesional? ¿Credibilidad? ¿Confianza? ¿Profesionalidad? ¿Es esta imagen síncrona con la tuya propia?
Se ha de reflexionar sobre cómo puede contribuir la propia imagen en el refuerzo de lo que se quiere transmitir a socios, clientes y proveedores para que aumente su capacidad de influir y liderar ¿Cuáles son los mensajes que se transmiten?
Uno de los miedos y bloqueos más habituales a la hora de emprender y mantenerse en activo es la competencia con otros profesionales. Piensa de esta manera: son tus aliados. Podrás optar por entrar en una guerra de precios, de nichos de mercado, etc. Aunque es mucho más efectivo y transmitirá un gran liderazgo si estableces conexión con ellos.
Para finalizar, para ser un buen líder, necesitas que los demás te acepten como tal, ese profesional que puede proporcionarles lo que necesitan. Revisa y potencia tu liderazgo y todo lo demás llegará.